martes, 19 de mayo de 2009

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En una entrada de por ahí abajo he hablado un poco del Camino de Santiago. Supongo que habeís escuchado alguna vez que lo mejor del Camino, es el camino, y lo de menos es llegar o no llegar. Mi experiencia coincide con esta apreciación, y es que en el camino es donde te encuentras con los paisajes y sobre todo con la gente. Quiero compartir aquí la iniciativa de un peregrino que se interesó y quiso coleccionar cuales eran las cosas que más le gustaban a la gente que iba conociendo. Cuando leo este pequeño listado de cosas me da la sensación que conectar con los demás en el fondo no es tan complicado y que es cierto que de alguna manera los demás somos nosotros.

- Me gusta contemplar la puesta de sol o levantarme para verlo salir. Y en esos momentos pensar en los que no han hecho el esfuerzo por acompañarme y ver lo mismo que yo, porque creen que no merece la pena, porque entonces me siento afortunado por ser capaz de apreciar esos detalles.
- Me gusta a veces sentir el tacto de las cosas, (una pared, el tronco de un árbol, la tierra desnuda, una naranja, las manos de un bebé,..).
- Me gusta caminar descalzo. Porque tengo la curiosa y agradable sensación de sentirme libre.
- Me gusta que me pregunten y saber la respuesta.
- Me gusta que me cuenten cuentos.
- Me gusta balancearme en los columpios.
- Me gusta cuando me estrechan fuertemente la mano.
- Me gusta hacer castillos de arena en la playa o enterrar mis pies en ella removiéndolos.
- Me gusta meter mi mano en una bolsa de lentejas o garbanzos y sentir el tacto en mis dedos.
- Me gusta derramar lágrimas con una película sin importar el qué dirán.
- Me gusta escuchar el sonido de la nieve al resquebrajarse en tus manos cuando la aprietas.
- Me gusta oír el sonido de mi teléfono móvil cuando me avisa de que alguien se ha acordado de mi y me ha mandado un mensaje.
- Me gusta ver la cara de la gente cuando les dices que tienes un regalo para ellos, porque durante unos momentos no saben qué decir, cómo mirarte, cómo reaccionar o cómo no sonrojarse.
- Me gusta oír el canto de las ballenas.
- Me gusta reírme con un buen chiste.
- Me gusta un buen trago de cerveza sin alcohol cuando estás muerto de sed y calor.
- Me gusta comer con tranquilidad para saborear cada sabor y disfrutar de cada mordisco.
- Me gustan cuando me sonrie la gente.
- Me gustan las mañanas frescas del verano.
- Me gusta que mis amigos se acuerden de mi.
- Me gusta cuando un dibujo me sale bien.
- Me gusta que la gente se interese por lo que me gusta.
- Me gusta cuando los pajarillos descansan en mi balcón.
- Me gusta cuando empiezan a germinar las semillas de mis macetas.
- Me gusta el café con leche y el bocadillo del desayuno.
- Me gusta ver cómo crecen las nubes.
- Me gusta el sonido del fluir del agua.
- Me gusta hacer le muerto cerca de las rocas mientras observo los pececillos.
- Me gustan las estrellas e intentar ver más allá.
- Me gustan las tormentas, la fuerza de los truenos y el caprichoso camino de los rayos.
- Me gusta dormir al aire libre, con un hotel de millones de estrellas y el aire frio soplando la cara.
- Me gusta llegar a una cima, esa sensacion indescriptible de cansancio, orgullo, satisfacción, alegria y soledad.
- Me gusta el sonido que hace una piedra al caer en el agua.
-Me gusta mojarme en una tormenta
- Me gusta hacer reir a la gente
- Me gusta ayudar a los demas
- Me gusta sentir la hierba fresca debajo de mis pies desnudos
- me gusta ver la luna reflejada en el mar
- Me gusta acariciar a los animales.
- Me gusta conocer gente nueva
- Me gusta levantarme en mitad de la noche y beber lecha fria del carton.
- Me gusta dormir abrazado a alguien
- Me gusta perderme en los bosques
- Me gusta empezar una aventura y no saber cuando va a acabar.
- Me gusta viajar por todo el mundo
- Me gusta navegar, parar el barco y estar solo, y escuchar el silencio que hay dentro del mar y solo escuchar las pequeñas olas chocando contra el bote.
- Me gusta sentirme libre.
- Me gusta respirar aire de montaña.
- Me gusta ver feliz a los demas.

Tomemos una taza de té

Fragmento del libro "La elegancia del erizo", de la autora Muriel Barbery. Aún lo estoy degustando. La verdad es que me está costando, pues en algunos momentos se convierte en un libro de filosofía profunda, pero bueno, con un poco de atención se pueden cazar perlas como la que sigue:

Sirvo el té y lo degustamos en silencio. Nunca antes lo habíamos tomado juntas por la mañana, y esa brecha en el protocolo de nuestro ritual tiene un extraño sabor.
-Es agradable- murmura Manuela.
Sí, es agradable pues gozamos de una doble ofrenda, la de ver consagrada en esta ruptura en el orden de las cosas la inamovilidad de un ritual al que hemos dado forma juntas para que, tarde tras tarde, se enquistara en la realidad hasta el punto de conferirle sentido y consistencia y que, por el hecho de transgredirse esta mañana, adquiere de pronto toda su fuerza; pero saboreamos también, como lo habríamos hecho de haber sido un néctar preciado, el don portentoso de esa mañana incongruente en la que los gestos mecánicos toman un impulso nuevo, en la que aspirar el aroma, probar, dejar reposar, servir de nuevo, beber a pequeños sorbos viene a ser vivir un nuevo renacer. Esos instantes en que se nos revela la trama de nuestra existencia, mediante la fuerza de un ritual que recuperaremos como era antes con mayor placer aún por haberlo infringido, son paréntesis mágicos que le ponen a uno el corazón al borde del alma, porque, fugitiva pero intensamente, una pizca de eternidad ha venido de pronto a fecundar el tiempo. Afuera, el mundo ruge o se adormece, arden las guerras, los hombres viven y mueren, perecen unas naciones y surgen otras antes de caer a su vez, arrasadas, y en todo ese ruido y toda esa furia, en esas erupciones y esas resacas, mientras el mundo va, se incendia, se desgarra y renace, se agita la vida humana.Entonces, tomemos una taza de té.

Reflexiones de un peregrino


Del libro “Bueno, me largo”, de Hape Herkeling. Este libro ha sido un exitazo de ventas en Europa (más de 3.000.000 de libros vendidos), así que si este verano teneís pensado hacer el Camino de Santiago, seguro que os contrareís con algún que otro lector de este libro que pretende emular al protagonista. El libro está entretenido, y parece que el autor si que consiguió algún tipo de iluminación espiritual. No puedo dejar de sentir cierta envidia, pues en mi experiencia como peregrino la iluminación me resultaba todavía inalcanzable, así que este verano lo volveré a intentar de nuevo, a ver si doy con el interruptor de la luz.

Aquí comparto algún que otro fragmento del libro, que por diversas razones me han llamado la atención.


(…) Después de todo, el humor no es más que una especie de válvula de escape. Quien se ríe de corazón, está diciendo: no soy peligroso. Quien intenta provocar una risa o una sonrisa, simplemente está preguntando: ¿eres peligroso, o te agrado? Y se nota cuando surge de corazón. (…) En los chistes buenos sólo importa una cosa: la inteligencia, junto con una descarga de amor y miedo.
¡El humor tiene que venir de las tripas y debe abrir y ensanchar la mirada! Y una pizca del bajo vientre hace sensual un chiste.

¿Qué nos hace humanos? Nuestras pequeñas manías y los grandes errores. De no ser por ellos, ¡todos seríamos dioses ambulantes!

Quien quiera experimentar una iluminación espiritual, probablemente deba experimentar su absoluto contrario: la oscuridad.

Durante mi camino me he preguntado, una y otra vez, qué significa realmente el sufrimiento. A la larga el sufrimiento es una incomprensión. Y cuando no comprendemos algo debemos tener confianza. De modo que a veces es nuestra actitud la que nos hace sufrir.

Y la hermandad parece ser algo que quiere enseñarme este camino. Pese a todas las diferencias que hay entre los peregrinos, el camino me obliga cada vez más a buscar lo que tenemos en común, lo que me une a ellos y no lo que me separa. Todos buscamos la misma meta sí, y la hermandad, quizás la más terrenal de todas las virtudes, sólo puede aprenderse aquí y ahora. Y cada uno hace lo que puede.

De pronto me siento estrechamente unido a todas las personas que han recorrido este camino, con sus deseos, sus anhelos, sus sueños, sus temores, y siento que no estoy haciendo solo este camino.