miércoles, 24 de junio de 2009

De paso


Hoy quiero compartir una vez más una canción de Luis Eduardo Aute, uno de mis cantautores preferidos. Cada vez que la escucho siento que dice algo de mi. Un saludo.

Decir espera es un crimen,
decir mañana es igual que matar,
ayer de nada nos sirve,
las cicatrices no ayudan a andar.

Sólo morir permanece
como la más inmutable razón,
vivir es un accidente,
un ejercicio de gozo y dolor.

Que no, que no, que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso...


Quien pone reglas al juego
se engaña si dice que es jugador,
lo que le mueve es el miedo
de que se sepa que nunca jugó.

La ciencia es una estrategia,
es una forma de atar la verdad
que es algo más que materia,
pues el misterio se oculta detrás.

Hay demasiados profetas,
profesionales de la libertad,
que hacen del aire, bandera,
pretexto inútil para respirar.

En una noche infinita
que va meciendo a este gran ataúd
donde olvidamos que el día
sólo es un punto, un punto de luz.

jueves, 11 de junio de 2009

Heroes


Esta vez el fragmento que comparto ha sido copiado de la seríe televisiva HEROES. A ver si os gusta:

Existe el bien y existe el mal, lo bueno y lo malo, heroes y villanos... Pero si recibimos la bendición de la sabiduría, podremos atisbar entre las grietas de cada uno por las que penetra la luz.
Esperamos en silencio esos tiempos donde las cosas tienen sentido, donde la existencia banal cobra significado, y nuestro destino se aparece ante nosotros. Y si tenemos la fuerza para ser sinceros, veremos que lo que encontramos ahí, devolviéndonos la mirada es nuestro propio reflejo, testigo de la dualidad de la vida, que cada uno de nosotros es capaz tanto de la oscuridad como de la luz, del bien y del mal, de una de las dos cosas o de ambas. Y el destino, si bien siempre marcha en nuestra dirección, puede redirigirse con las decisiones que tomamos, con el amor al que nos aferramos, y con las promesas que cumplimos.

lunes, 1 de junio de 2009

Naturaleza muerta


Según leí hace poco, nuestros errores y nuestras manías nos hacen humanos, pero ¿y el arte?, ¿no será el arte lo que hace que algunos hombres alcancen la divinidad? Este pensamiento se ha deslizado por mi cabeza tras leer un capítulo del libro La elegancia del erizo, de Muriel Barbery. Aquí copio un pequeño fragmento del capítulo titulado “Una existencia sin duración”, y en él realiza una reflexión sobre el arte que me ha parecido sublime:

(…) El sello de la eternidad… ¿Qué vida ausente sugieren a nuestro corazón estos manjares, estas copas, estos tapices y estos vasos? Más allá de los límites del cuadro, sin duda, el tumulto y el tedio de la vida, esa carrera incesante y vana acosada de proyectos; pero en el interior, la plenitud de un momento en suspenso arrancado al tiempo de la codicia humana. ¡La codicia humana! No podemos dejar de desear, y ello nos magnifica y nos mata. ¡El deseo! Nos empuja y nos crucifica, llevándonos cada día al campo de batalla donde, la víspera, fuimos derrotados, pero que, al alba, de nuevo se nos antoja terreno de conquistas; nos hace construir, aunque hayamos de morir mañana, imperios abocados a convertirse en polvo, como si el conocimiento que de su caída próxima tenemos no alterara en nada la sed de edificarlos ahora; nos insufla el recurso de seguir queriendo lo que no podemos poseer y, al llegar la aurora, nos arroja sobre la hierba cubierta de cadáveres, proporcionándonos hasta la hora de nuestra muerte proyectos al instante cumplidos y que al instante se renuevan. Pero es tan extenuante desear sin tregua… Pronto aspiramos a un placer sin búsqueda, soñamos con un estado feliz que no tendría comienzo ni final y en el que la belleza ya no sería fin ni proyecto, sino que devendría la evidencia misma de nuestra naturaleza. Pues bien, ese estado es el Arte.

(…) Pero cuando miramos una naturaleza muerta, cuando, sin haberla perseguido, nos deleitamos con esta belleza que lleva consigo la figuración magnificada e inmóvil de las cosas, gozamos de lo que no hemos tenido que codiciar, contemplamos lo que no hemos tenido que querer, nos complacemos en lo que no nos ha sido necesario desear. Entonces la naturaleza muerta, porque conviene a nuestro placer sin entrar en ninguno de nuestros planes, porque se nos da sin el esfuerzo de que la deseemos, encarna la quintaesencia del Arte, esta certeza de lo intemporal. En la escena muda, sin vida ni movimiento, se encarna un tiempo carente de proyectos, una perfección arrancada a la duración y a su cansina avidez –un placer sin deseo, una existencia sin duración, una belleza sin voluntad.

Pues el Arte es la emoción sin el deseo.

martes, 19 de mayo de 2009

Me gusta


En una entrada de por ahí abajo he hablado un poco del Camino de Santiago. Supongo que habeís escuchado alguna vez que lo mejor del Camino, es el camino, y lo de menos es llegar o no llegar. Mi experiencia coincide con esta apreciación, y es que en el camino es donde te encuentras con los paisajes y sobre todo con la gente. Quiero compartir aquí la iniciativa de un peregrino que se interesó y quiso coleccionar cuales eran las cosas que más le gustaban a la gente que iba conociendo. Cuando leo este pequeño listado de cosas me da la sensación que conectar con los demás en el fondo no es tan complicado y que es cierto que de alguna manera los demás somos nosotros.

- Me gusta contemplar la puesta de sol o levantarme para verlo salir. Y en esos momentos pensar en los que no han hecho el esfuerzo por acompañarme y ver lo mismo que yo, porque creen que no merece la pena, porque entonces me siento afortunado por ser capaz de apreciar esos detalles.
- Me gusta a veces sentir el tacto de las cosas, (una pared, el tronco de un árbol, la tierra desnuda, una naranja, las manos de un bebé,..).
- Me gusta caminar descalzo. Porque tengo la curiosa y agradable sensación de sentirme libre.
- Me gusta que me pregunten y saber la respuesta.
- Me gusta que me cuenten cuentos.
- Me gusta balancearme en los columpios.
- Me gusta cuando me estrechan fuertemente la mano.
- Me gusta hacer castillos de arena en la playa o enterrar mis pies en ella removiéndolos.
- Me gusta meter mi mano en una bolsa de lentejas o garbanzos y sentir el tacto en mis dedos.
- Me gusta derramar lágrimas con una película sin importar el qué dirán.
- Me gusta escuchar el sonido de la nieve al resquebrajarse en tus manos cuando la aprietas.
- Me gusta oír el sonido de mi teléfono móvil cuando me avisa de que alguien se ha acordado de mi y me ha mandado un mensaje.
- Me gusta ver la cara de la gente cuando les dices que tienes un regalo para ellos, porque durante unos momentos no saben qué decir, cómo mirarte, cómo reaccionar o cómo no sonrojarse.
- Me gusta oír el canto de las ballenas.
- Me gusta reírme con un buen chiste.
- Me gusta un buen trago de cerveza sin alcohol cuando estás muerto de sed y calor.
- Me gusta comer con tranquilidad para saborear cada sabor y disfrutar de cada mordisco.
- Me gustan cuando me sonrie la gente.
- Me gustan las mañanas frescas del verano.
- Me gusta que mis amigos se acuerden de mi.
- Me gusta cuando un dibujo me sale bien.
- Me gusta que la gente se interese por lo que me gusta.
- Me gusta cuando los pajarillos descansan en mi balcón.
- Me gusta cuando empiezan a germinar las semillas de mis macetas.
- Me gusta el café con leche y el bocadillo del desayuno.
- Me gusta ver cómo crecen las nubes.
- Me gusta el sonido del fluir del agua.
- Me gusta hacer le muerto cerca de las rocas mientras observo los pececillos.
- Me gustan las estrellas e intentar ver más allá.
- Me gustan las tormentas, la fuerza de los truenos y el caprichoso camino de los rayos.
- Me gusta dormir al aire libre, con un hotel de millones de estrellas y el aire frio soplando la cara.
- Me gusta llegar a una cima, esa sensacion indescriptible de cansancio, orgullo, satisfacción, alegria y soledad.
- Me gusta el sonido que hace una piedra al caer en el agua.
-Me gusta mojarme en una tormenta
- Me gusta hacer reir a la gente
- Me gusta ayudar a los demas
- Me gusta sentir la hierba fresca debajo de mis pies desnudos
- me gusta ver la luna reflejada en el mar
- Me gusta acariciar a los animales.
- Me gusta conocer gente nueva
- Me gusta levantarme en mitad de la noche y beber lecha fria del carton.
- Me gusta dormir abrazado a alguien
- Me gusta perderme en los bosques
- Me gusta empezar una aventura y no saber cuando va a acabar.
- Me gusta viajar por todo el mundo
- Me gusta navegar, parar el barco y estar solo, y escuchar el silencio que hay dentro del mar y solo escuchar las pequeñas olas chocando contra el bote.
- Me gusta sentirme libre.
- Me gusta respirar aire de montaña.
- Me gusta ver feliz a los demas.

Tomemos una taza de té

Fragmento del libro "La elegancia del erizo", de la autora Muriel Barbery. Aún lo estoy degustando. La verdad es que me está costando, pues en algunos momentos se convierte en un libro de filosofía profunda, pero bueno, con un poco de atención se pueden cazar perlas como la que sigue:

Sirvo el té y lo degustamos en silencio. Nunca antes lo habíamos tomado juntas por la mañana, y esa brecha en el protocolo de nuestro ritual tiene un extraño sabor.
-Es agradable- murmura Manuela.
Sí, es agradable pues gozamos de una doble ofrenda, la de ver consagrada en esta ruptura en el orden de las cosas la inamovilidad de un ritual al que hemos dado forma juntas para que, tarde tras tarde, se enquistara en la realidad hasta el punto de conferirle sentido y consistencia y que, por el hecho de transgredirse esta mañana, adquiere de pronto toda su fuerza; pero saboreamos también, como lo habríamos hecho de haber sido un néctar preciado, el don portentoso de esa mañana incongruente en la que los gestos mecánicos toman un impulso nuevo, en la que aspirar el aroma, probar, dejar reposar, servir de nuevo, beber a pequeños sorbos viene a ser vivir un nuevo renacer. Esos instantes en que se nos revela la trama de nuestra existencia, mediante la fuerza de un ritual que recuperaremos como era antes con mayor placer aún por haberlo infringido, son paréntesis mágicos que le ponen a uno el corazón al borde del alma, porque, fugitiva pero intensamente, una pizca de eternidad ha venido de pronto a fecundar el tiempo. Afuera, el mundo ruge o se adormece, arden las guerras, los hombres viven y mueren, perecen unas naciones y surgen otras antes de caer a su vez, arrasadas, y en todo ese ruido y toda esa furia, en esas erupciones y esas resacas, mientras el mundo va, se incendia, se desgarra y renace, se agita la vida humana.Entonces, tomemos una taza de té.

Reflexiones de un peregrino


Del libro “Bueno, me largo”, de Hape Herkeling. Este libro ha sido un exitazo de ventas en Europa (más de 3.000.000 de libros vendidos), así que si este verano teneís pensado hacer el Camino de Santiago, seguro que os contrareís con algún que otro lector de este libro que pretende emular al protagonista. El libro está entretenido, y parece que el autor si que consiguió algún tipo de iluminación espiritual. No puedo dejar de sentir cierta envidia, pues en mi experiencia como peregrino la iluminación me resultaba todavía inalcanzable, así que este verano lo volveré a intentar de nuevo, a ver si doy con el interruptor de la luz.

Aquí comparto algún que otro fragmento del libro, que por diversas razones me han llamado la atención.


(…) Después de todo, el humor no es más que una especie de válvula de escape. Quien se ríe de corazón, está diciendo: no soy peligroso. Quien intenta provocar una risa o una sonrisa, simplemente está preguntando: ¿eres peligroso, o te agrado? Y se nota cuando surge de corazón. (…) En los chistes buenos sólo importa una cosa: la inteligencia, junto con una descarga de amor y miedo.
¡El humor tiene que venir de las tripas y debe abrir y ensanchar la mirada! Y una pizca del bajo vientre hace sensual un chiste.

¿Qué nos hace humanos? Nuestras pequeñas manías y los grandes errores. De no ser por ellos, ¡todos seríamos dioses ambulantes!

Quien quiera experimentar una iluminación espiritual, probablemente deba experimentar su absoluto contrario: la oscuridad.

Durante mi camino me he preguntado, una y otra vez, qué significa realmente el sufrimiento. A la larga el sufrimiento es una incomprensión. Y cuando no comprendemos algo debemos tener confianza. De modo que a veces es nuestra actitud la que nos hace sufrir.

Y la hermandad parece ser algo que quiere enseñarme este camino. Pese a todas las diferencias que hay entre los peregrinos, el camino me obliga cada vez más a buscar lo que tenemos en común, lo que me une a ellos y no lo que me separa. Todos buscamos la misma meta sí, y la hermandad, quizás la más terrenal de todas las virtudes, sólo puede aprenderse aquí y ahora. Y cada uno hace lo que puede.

De pronto me siento estrechamente unido a todas las personas que han recorrido este camino, con sus deseos, sus anhelos, sus sueños, sus temores, y siento que no estoy haciendo solo este camino.

lunes, 27 de abril de 2009

Remover los copos de avena


"Remover los copos de avena" es un concepto que aparece en el libro Psicología del amor romántico, de Rober A. Jonson, y estos parrafos que aquí copio pertenecen al libro Meditación Vipassana y Gestalt, y explicado por Dhiravamsa:

Remover los copos de avena es un acto humilde, que no es excitante ni emocionante, pero que simboliza una cualidad de relación que hace descender el amor a la tierra. Represente una voluntad de compartir la vida humana corriente, de encontrar significado en las tareas sencillas y poco románticas: ganarse la vida, vivir dentro de un presupuesto, sacar la basura, dar de comer al bebé en la mitad de la noche. "Remover los copos de avena" implica encontrar la capacidad de relacionarse, encontrar el valor, la belleza incluso, en las cosas sencillas y corrientes, dejar de exigir eternamente un drama cósmico, un espectáculo o una intensidad extraordinaria en todo. Igual que el construir el hielo de los monjes Zen, la rueca de Gandhi, el montar la tienda de campaña de San Pablo, representa el descubrimiento de lo sagrado en medio de lo humilde y lo corriente.

Jung dijo una vez que el sentimiento es una cuestión de lo pequeño y en el amor humano eso parece ser cierto. La relación verdadera entre dos personas se experimenta en las pequeñas cosas que hacen juntos. Por ejemplo, la conversación tranquila cuando cesa la agitación del día, una suave palabra de comprensión, la compañía diaria, el coraje que se ofrece en un momento difícil, el regalito inesperado, un gesto espontáneo de amor.

Cuando dos personas se relacionan genuinamente la una con la otra, están deseosas de entrar juntas entodo el espectro de la vida. Son capaces de transformar incluso las situaciones aburridas, difíciles y mundanales en un componente alegre y satisfactorio de la vida. Por el contrario, el amor romántico solamente puede durar mientras los componentes de la pareja están embriagados el uno del otro, mientras dura el dinero y la diversión es excitante. "Remover los copos de avena" quiere decir que dos personas hacen descender su amor desde el nivel aéreo de las fantasías excitantes y lo convierten en una inmediatez terrenal y práctica.

El amor se siente satisfecho de hacer muchas cosas que al ego le aburren. El amor se siente deseoso de trabajar con los humores y las sinrazones de la otra persona. El amor está deseoso de preparar el desayuno y llevar la contabilidad. El amor está deseoso de hacer estas cosas de "copo de avena" de la vida porque se relaciona con una persona, no con una proyección idealizada.

jueves, 26 de marzo de 2009

¿Donde está la oportunidad?

Hay situaciones en la vida en la que resulta necesario parar y plantearse que rumbo se quiere tomar. Una de estas situaciones es sin duda la pérdida de un empleo. Actualmente, y según las estadísticas, esto le sucede a 3,5 millones de personas. A mi me sucederá dentro de poco.

Muchas personas de mi entorno se han alegrado por mi cuando se han enterado de esta noticia, pues sabían que mi trabajo de contable no me "llenaba", y puede ser el detonante para, en mi caso, cambiar de vida. Sobre el papel puede que tengan razón. Incluso yo, cuando fantaseaba con la posibilidad de quedarme sin trabajo, lo veía como una suerte, pues parece que la vida tomaba por mi la decisión que yo no me atrevía a tomar.

Hasta aquí la teoría. En la práctica, vivir una pérdida de empleo, tener que acudir a trabajar aun sabiendo que no recibiremos nuestro sueldo, para que ante la ley no se nos pueda acusar de abandono de puesto de trabajo; tener que mentir día tras día a los proveedores que desean cobrar, sabiendo que lo más probable es que no cobren nunca; escuchar las historias de los compañeros, que se lamentan de que como no vayamos pronto al paro no tendrán con que dar de comer a sus hijos... Vivir todo esto, en la práctica es una de las experiencias más jodidas que me ha tocado vivir en mi vida. Vale que mi situación no es desesperada. Aún tardaré un tiempo hasta que empiece a notar la falta de dinero. No tengo hijos, no tengo hipoteca...

Me pregunto, entonces ¿que me pasa? ¿que es lo que me preocupa? Lo único que se me ocurre es lo que decía al principio, que esta es una situación en la que se han de tomar decisiones de futuro, ver que camino me apetece tomar, y si este camino, a la larga, me ofrecerá la oportunidad de poder vivir de una manera más o menos digna.