Mis terapeutas gestálticos no hacen más que recordarme que a mi me va muy bien enfadarme. Y tienen razón, el enfado hace que fluya por mi cuerpo una fuerza y una energía de la que me parece ando un poco justo. Y cuando me paro a pensar, la verdad es que no me faltan motivos para enfadarme, y cuanto más pienso en mi vida, en el mundo, etc., pues más me enfado, y sí, me lleno de energía.
Así estaba esta mañana, cuando he llegado a la oficina, rebosante de energía. He abierto el correo electrónico y he descubierto una pequeña joya, de estas que de vez en cuando circulan por internet, que me ha mandado una amiga. Era un correo dirigido a mucha gente, y en el que pedía un poco de tiempo para ver el video con tranquilidad. He seguido su consejo, he encendido los altavoces, me he acomodado, y he disfrutado durante 7 minutos.
Lo dejaré aquí colgado, para compartirlo, por si no lo habeís visto, y porque a mi también me hará bien recordar que a poco que se busque existe algún que otro manojo de motivos para sonreir.
Se me olvidaba: también las sonrisas generan energía.
