El taller de sexualidad ha sido agotador, y me he encontrado en un mar de emociones del que he dudado muchas veces poder salir. No puedo decir que haya realizado grandes descubrimientos. Más bien ha sido al contrario, me he dado de narices con viejos fantasmas, escondidos en lo más profundo de mi ser, donde permanecían enterrados con la esperanza de que el tiempo y la madurez dieran cuenta de ellos.
Sexualidad, que diferente suena ahora esta palabra. Ya no me resulta algo prohibido, clandestino, criticable. Es, para mi, el nivel más hermoso y profundo de la relación entre personas, y que pobre ha sido mi vida al no conseguir contemplarla en estos términos, porque quien sabe, puede que estemos hablando de la esencia, el punto en el que se conectan el alma y el cuerpo de las personas.
El dolor y la tristeza han estado muy presentes durante todo el taller, y en el camino he encontrado a personas maravillosas que han puesto su mano en el hombro de mi alma para reconfortarme y que me han hecho llorar de gratitud.
En este taller he descubierto que la vida está hecha de momentos, pedacitos de tiempo que no volverán ha repetirse, y que mi trabajo es conseguir que se conviertan en los ingredientes de mi felicidad; que estos momentos tan ansiados no siempre se pueden compartir con la persona que quiero; y que muchas veces, el dolor, si lo puedo soportar hasta que se acabe, si consigo que no se torne rencor, está producido por un amor más grande que mi corazón, y tengo esperanza o la fantasía de que ese dolor sea eso, agujetas en ese músculo que se está haciendo un poco más grande.
Yo soy responsable y guardián de mis momentos, y no tengo derecho a conseguirlos robándoselos a nadie, porque no me sirven y porque lo que le quito es ni más ni menos que un trocito de su vida. Curiosamente, sin necesidad de robar ni de exigir, hay personas que me han ofrecido ratos memorables, que nos han servido a ambos, y que ha sido tan generoso el que me lo ha ofrecido como yo que lo he recogido.
Me apetecía compartir esto, gritarlo al mundo, porque aunque con dolor, pena y vacio, me siento esperanzado, sabiendo que siempre es posible que la vida me vaya mejor, y que será así hasta el momento antes de que todo se acabe. Brindo por ello.
3 comentarios:
Jose, quiero decirte que eres un tio de puta madre, que como yo no te gusta tomar mucho protagonismo...a veces nos cuesta por miedo o timidez claro, pero también nos gusta observar y maravillarnos ante la vida.
Quiero que sepas que comparto tanto tu dolor como tu admiración por el amor. Quiero que sepas que la vida te irá dando oportunidades para amar y abrirte un poco más y que lo iremos consiguiendo.
Un abrazo hermano
Albano
Querido Jose, una vez en un Taller sentí una frase que me hizo saltar al ciberespacio:
"Cuanto placer eres capaz de soportar"
Me di cuenta, que para vivir la vida y sentir todas las maravillas que esconde, tenía que tener la valentía y la osadía de entregarme, de descontrolar, de ir más allá.......
Sólo te diré que el Universo conspira constantemente, y que "lo que tú deseas, te desea", siempre que has deseado algo con lo más profundo de tu corazón se ha hecho realidad.
Desea, ama, sueña......domina tu mente y dominaras tu vida.
Un gran abrazo desde lo más profundo de mi corazón
Gracias por vuestros mensajes amigos mios, Albano y Eduardo. Leerlos hace que se reavive en mi la energía másculina que descubrí en el pasado taller. Os tengo muy presentes, junto a otros muchos compañeros que a base de charlas, risas, abrazos, empujones, forcejeos, bailes... y sobre todo mucho cariño estais ayudando en la construcción que pretendo de mi persona.
Un abrazo compañeros.
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